miércoles, 29 de enero de 2020

CONSTRUYE UN ACUÍFERO Y SU POZO





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En España, las aguas subterráneas abastecen el 31% del total de su población. Este porcentaje puede alcanzar hasta el 70% en caso de poblaciones de menos de 70.000 habitantes, e incluso el 100% en poblaciones pequeñas, donde es habitual que todo el agua provenga de recursos subterráneos.

Dos de las principales causas de contaminación de aguas subterráneas son el uso excesivo de fertilizantes y pesticidas en la agricultura o en las prácticas forestales, y la explotación excesiva de los acuíferos. Esto último facilita que, en zonas próximas al mar, las aguas salinas invadan la zona de aguas dulces por desplazamiento de la interfase entre los dos tipos de aguas.

 Este tipo de contaminación puede provocar situaciones especialmente preocupantes con el paso del tiempo, al ir cargándose de contaminación, lenta pero continuamente, zonas muy extensas.
Las aguas subterráneas suelen ser más difíciles de contami- nar que las superficiales, pero cuando esta contaminación se produce, es más difícil de eliminar. Las aguas del subsuelo tie- nen un ritmo de renovación muy lento. Se calcula que mientras el tiempo de permanencia medio del agua en los ríos es de días, en un acuífero es de cientos de años, lo que hace muy difícil su purificación.

Un estudio del Instituto de Geociencias del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en colaboración con la Univer- sidad Complutense de Madrid indica que la sobreexplotación de un acuífero en Murcia agudizó el terremoto de Lorca en mayo de 2011. Esto se debe a que el agua subterránea actúa como elemento estabilizador al soportar parte de la carga de un terreno. Un descenso en su nivel reduce la resistencia del subsuelo, aumentando el riesgo de colapso.

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